El aprendizaje tardío de una segunda lengua es tanto más complicado cuanto menos joven sea el cerebro, por una curiosa y creciente incapacidad del oído para percibir las diferentes frecuencias de los fonemas nuevos y por la menor plasticidad cerebral para crear una nueva área lingüística.
Recientemente se ha apuntado la hipótesis de que, después de la infancia, es necesario crear una zona especializada para las lenguas en el hemisferio no dominante, la cual sería menos capaz. En cambio,... Continuar leyendo